El blanco, gris, beige y negro son colores neutros que además de combinar muy bien entre sí, casi le quedan bien a todo el mundo.
Aspecto del pelo:
Analizamos si el cabello, sea rubio, castaño o moreno tiene tonalidades frías o cálidos. Frío: cuando observamos tonos ceniza, azulados...
Cálido: cuando tiende más a tonalidad amarillenta.
Aspecto de los ojos:
Para determinar si tus ojos tienen tonalidades frías o calientes, además del color en sí, nos fijamos en el contorno. Por ejemplo, unos ojos verdes pueden tener el contorno que tiende más a dorado (cálido) o a gris (frío).
Pigmentación de la piel:
Una piel con tonalidad rosa o beige será fría, y la que tiende a un tono más bien amarillento será cálida. Para determinarlo, la especialista utiliza una paleta con varios tonos de piel.
Finalmente para establecer qué tonos son los que avivan el rostro o bien lo apagan, utilizamos una tela dorada y otra plateada que situamos detrás de la cabeza, como fondo, para ver su efecto. Luego la colocamos en el escote y observamos si nos favorece o no. Este test nos ayudará a determinar qué tonos son los que más bien nos quedan.
El análisis de color, prosigue probando el efecto de varios colores en diferentes tonos. Con ello, podemos llegar a constatar que no queda tan claro que nos favorezcan únicamente los tonos fríos o cálidos, sino que lo más probable es que sea una combinación de ellos. Lo que sí nos quedará muy claro es qué colores debemos potenciar en nuestro vestuario y cuales debemos evitar.
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